El nuevo curso escolar en Castilla y León comienza con un problema que lejos de resolverse, se agrava: faltan docentes en las aulas. Pese a haber convocado oposiciones de forma consecutiva en 2024 y 2025 para maestros, secundaria y Formación Profesional, la interinidad sube hasta el 19,51 %, casi un punto más que el año anterior, y se sitúa muy lejos del 8 % que recomienda la Unión Europea.
La cifra supone 7 559 puestos interinos en la comunidad, 440 más que el curso pasado. De ellos, 4 662 son jornadas completas y otros 2 897 medias jornadas, una modalidad que los sindicatos consideran precaria y poco atractiva para los profesionales.
Más de la mitad de plazas de secundaria, desiertas
El problema se hace especialmente evidente en secundaria y FP. De las 619 plazas ofertadas este año, más de la mitad quedaron vacantes en la primera adjudicación. Algunas especialidades sufrieron un auténtico descalabro:
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Matemáticas: 133 de las 170 plazas sin cubrir.
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Lengua y Literatura: 47 de 156.
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Física y Química: 17 de 55.
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Informática: 32 de 40.
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Tecnología: 11 de 42.
En total, Castilla y León fue una de las comunidades con mayor porcentaje de plazas desiertas en las oposiciones de secundaria: un 52 %, frente a una media nacional del 25 %.
“Este sistema de oposiciones está fracasando claramente. No atrae a nuevos docentes y deja sin cubrir materias clave”, denunció Isabel Madruga, responsable de Educación en CSIF Castilla y León.
Una profesión poco atractiva
El sindicato insiste en que la docencia ya no resulta atractiva. Los recortes de 2010 todavía lastran las condiciones laborales, los salarios son menos competitivos que en otras comunidades y la interinidad genera inestabilidad permanente.
Además, el modelo de oposiciones sigue anclado en temarios de 1993 y en pruebas memorísticas que eliminan a la mayoría de aspirantes en la primera fase. “Necesitamos exámenes más prácticos y vinculados a la realidad de las aulas, además de plantillas estables y mejores retribuciones”, reclamó Madruga.
El medio rural, la gran víctima
El déficit docente golpea con más fuerza a los colegios e institutos de las zonas rurales, donde se acumulan problemas añadidos:
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Dispersión geográfica y largos desplazamientos.
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Falta de vivienda disponible para profesores que llegan de fuera.
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Plazas parciales o compartidas que obligan a itinerar entre varios pueblos.
“Resulta casi imposible cubrir vacantes en las comarcas de montaña o periféricas. Es un problema estructural que pone en riesgo la igualdad educativa”, señaló Mariano González, portavoz de CSIF.
Preacuerdo con mejoras, pendiente de aplicar
En julio, la Consejería de Educación y los sindicatos alcanzaron un preacuerdo para mejorar las condiciones laborales de los docentes. Entre las medidas pactadas destacan:
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Subida salarial en el 4.º (1 050 €/año) y 5.º sexenio (2 100 €/año).
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Incremento del pago por itinerancia y complementos en CRA.
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Reducción de carga lectiva para directores y jefes de estudio.
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Incorporación de 36 orientadores adicionales.
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Implantación de un sistema digital de sustituciones.
Sin embargo, CSIF exige que el acuerdo se firme y aplique ya con carácter retroactivo desde septiembre, para que tenga un impacto real en la captación y retención de docentes.
Un problema nacional
El caso de Castilla y León no es aislado. En toda España, la tasa de interinidad docente se sitúa entre el 27 % y el 33 %, muy por encima del límite europeo del 8 %. Para alcanzar ese objetivo serían necesarias entre 44 000 y 112 000 nuevas plazas, según cálculos de expertos.
En la pasada convocatoria de junio, una de cada cuatro plazas de secundaria en España quedó desierta, un fenómeno que ha encendido las alarmas y reabre el debate sobre la reforma del sistema de oposiciones.
Conclusión: un futuro incierto para la educación
Castilla y León afronta el curso 2025-2026 con un escenario complejo: aumenta la interinidad, se multiplican las vacantes en materias esenciales y el medio rural sigue sin incentivos para atraer docentes.
El preacuerdo de mejoras es un paso adelante, pero los sindicatos advierten que si no se acomete una reforma profunda en el acceso a la docencia y en las condiciones laborales, la comunidad seguirá perdiendo atractivo para los profesionales de la enseñanza, con un impacto directo en la calidad educativa.